jueves, 11 de agosto de 2011

ofelia

I

y entonces quiso ser agua. dejar en el agua el polvo del camino. hace calor, dijo, sabiendo que la esperaban una bañera con patas sobre un piso de ajedrez, y una cortina leve aleteando en la tarde verde del áspero verano.


II

y, entonces, la recibió el agua.  y acarició y suavizó su cuerpo encendido. y la meció en distintos tonos de rojo hasta transformar su pelo en algas que eran abanico de la superficie.
y, entonces, fue un cierto brillo en la ventana, una cierta luz que entró en el agua y se volvió vegetal, y se enroscó en su pelo y besó su boca ávida.

III


y sus ojos, abriéndose y cerrándose, y la música vibrando lejos pero tan cerca en su memoria.
y sus ojos, abriéndose a la nada.
y sus manos, deviniendo peces azules.
y su pulso difuso coloreando y fluyendo.


IV

y fue entonces que se volvió acuática*